
07 Ene La feria (de turismo) del futuro
En 1974 el viajar, incluso dentro de tu propio país, era todo un salto al vacío… a lo desconocido. Para aprender algo sobre el destino teníamos o la guía Michelín y/o lo que nos comentaba el agente de viajes que por esas fechas era una persona de carne y hueso que trabajaba en un espacio físico “real”.
Y además durante la década de los 60 aparecía un nuevo producto que acercaba al destino al cliente potencial con muestras reales físicas de la cultura local, material informativo (o mejor dicho promocional) y agentes especializados capaces de transmitir las bondades del país, región o ciudad para influir en el proceso de decisión de compra del turista. Así nacía un modesto International Tourism Bourse (ITB) en el año 1966, el World Travel Market en el 79 y la Feria Internacional de Turismo (FITUR) en 81.
Tras varias décadas de crecimiento vertiginoso que reflejaba el continuo aumento en el número de turistas a nivel mundial, la evolución en el número de asistentes a muchas de las ferias que han proliferado en todo el mundo ha cambiado de tendencia a pesar de una industria en la que según el máximo organismo, la OMT, se espera superar este año por primera vez la barrera de los 1.000 millones turistas. Aunque hay varios motivos que en su conjunto rompen esta relación directa entre número de turistas y número de asistentes, el principal factor ha sido la proliferación del uso la web, esa web que te permite leer este post y que ha cambiado los hábitos de las personas sin que las ferias hayan podido (o sabido) modificar su formato para adaptarse a las nuevas necesidades del consumidor cibernético.
Evolution, Morpheus, evolution. Like the dinosaur. Look out that window. You’ve had your time. The future is our world, Morpheus. The future is our time.
Agent Smith, The Matrix.
Si bien es cierto que las ferias siguen siendo un lugar atractivo para el sector profesional, un lugar para aprender de la competencia, conocer a otros turistólogos y hacer negocio, todo ello bajo un mismo techo, también es cierto que casi toda la información habida y por haber sobre el destino está en la Google, reduciendo así el aliciente de ir a un pabellón “en las afueras” para aprender sobre la oferta de Nueva York, Berlín o Bilbao:
- Websites oficiales y blogs con información sobre el destino.
- Email, foros, y herramientas “social media” con opiniones personales de otros turistas como tú y yo, algo que por cercanía nos parece más fiable que lo que nos dice la propia empresa o destino.
- Guías online y documentos multimedia que han hecho merma en las ventas de guías tradicionales de papel como la de Michelín.
- Motores de venta online que han tenido el mismo efecto negativo sobre los niveles de ingresos de las agencias de viaje físicas de toda la vida.
Pero ahora además en el 2012 (y desgraciadamente en el 2013, 2014…) tenemos crisis de los présatamos NINJA y como consecuencia las empresas y organismos públicos se están apretando el cinturón al máximo, invirtiendo únicamente en proyectos con un “retorno asegurado”, algo que en una feria se mide en base al número de asistentes no-profesionales o clientes potenciales, generando así un ciclo vicioso a la baja que se retroalimenta de si misma:
menos turistas => menos expositores => menos para ver => menos turistas
Ante esta situación dramática solo les queda una solución a las ferias si quieren evitar el mismo destino que los dinosaurios: evolución, o quizás mejor aún, una transformación total para reinventar el producto y adecuarlo a las nuevas variables económicas y sociales. La tecnología y la sobreoferta van a dejar obsoletos a todas las ferias salvo un puñado de ellas que sobrevivirán gracias a su relevancia /tamaño a nivel mundial como pueden ser las tres mencionadas al inicio de este post y aquellas que sepan transformarse en un producto contemporáneo, interesante y que ofrezca servicios, información y/o experiencias que sólo se puedan adquirir «in situ».
Una vez aclarada la finalidad de la feria «sólo» nos queda averiguar las necesidades de las personas, empresas y/o destinos para adaptar el contenido y formato de la misma hacia aquello que sólo se pueda conseguir «in situ». Ayúdanos a encontrar la solución a este dilema dejando tu comentario con tus gustos/necesidades o las de tu empresa utilizando el hashtag #feriatur en tu respuesta. Gracias.
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