
12 Jul El gurú de hoy será algún día el gurú de ayer
No os voy a decir mi edad, pero os confirmo que he visto con mis propios ojos al mundo cuando no había eso que llamamos 2.0.
Si soy tan vieja que tampoco había ni internet.
Nos situamos en el año 1995.
Suena el teléfono de la oficina de turismo de España en Nueva York. Una joven contesta al teléfono, alámbrico, claro está. Es una llamada de larga distancia con lo que hay que acortar las conversaciones, que cada minuto cuesta un montón de pesetas porque aún no ha llegado el euro y no hay alternativas como Skype o WhatsApp.
Cinco minutos mas tarde cuelga el teléfono. Imprime unos documentos en su impresora porque la oficina no está en red con lo que cada ordenador requiere de su propia impresora. Pero la impresión se atasca, y como es un tema urgente, saca lo último en tecnología – un disquete floppy 3,5´ porque son mucho mejores que los de 5,25´ que ya apenas se utilizan – copia el archivo en el disquete y lo lleva al ordenador de un compañero con lo que por fin logra imprimir el documento. La joven grita «eureka» aunque sabe que aún le queda mucho camino por recorrer antes de que la información llegue a su destino.
Ahora toca fotocopiar el informe de clippings, algo que para muchos de vosotros será como si os hablo en chino. Así que retrocedemos en el tiempo mentalmente hasta la época pre-internet. La única forma de hacer un seguimiento a un evento o campaña de promoción es recurrir a alguien, o en este caso un empresa, que se dedica a comprar miles de periódicos y revistas para recortar las noticias impresas con las palabras clave que les hayamos solicitado porque, como acabo de decir, en 1995 no hay publicaciones online y por ende tampoco un Google, Yahoo o un Bing para buscarlas en ciberespacio. Ah, y se me olvidaba, tampoco hay un Twitter, ni hashtags ni programas como TweetReach.
Al final, con las hojas impresas y todas las fotocopias de artículos, la chica junta un paquete “majo” de papeles y los mete en la telecopiadora, un aparato al que solemos llamar un fax, y envía las 45 páginas, pero ahora es cuando ocurren los problemas de verdad:
- la línea comunica
- sale un mensaje de error (NPI)
- el papel se atasca
- de las 45 páginas enviadas solo llegan a su destino 39 (hay que llamar para averiguar cuales se han perdido por el camino)
- la persona a la que le has enviado el fax te llama porque su fax no tenía tinta y todas las páginas le han llegado en blanco
Con esto os quiero ilustrar los cambios brutales que hemos vivido en los últimos 20 años.
Cada día aparecen nuevas tecnologías para “simplificar” nuestra vida y al mismo tiempo mejorar la calidad de nuestras vidas. Pero esto implica actualizarse, renovarse… o morir y hay que tener en cuenta que algunas personas no eran tan jóvenes en 1995 y que cuanto mas viejos nos hacemos mas difícil nos es adaptarnos y seguir aprendiendo.
Es ley de vida, pero con la tecnología nos vamos a volver viejos antes de tiempo con frases como “esto no es como una blackberry. Eso sí que era un móvil, no como las de ahora, todo pantallas, sin teclas”.
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